martes, 20 de mayo de 2014

Increíble! Sabes lo que le hizo un escorpión a la rana ?



El escorpión y la rana.


 EL CUENTO DE LA RANA


Esta fábula de Esopo se la dedico a Chema, una persona que lleva su bendición y su maldición a cuestas.


El escorpión y la rana


Estaba  una  ranita descansando junto a la orilla de  un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:


—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río llevándome a tus  espaldas?


— ¿Que te lleve a mi espalda? contestó la rana ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.


—No seas tonta, le respondió  el escorpión ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en   el agua y como yo no se nadar, también me ahogaré?


La ranita, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:


—Si me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo. Y entonces, la rana  le contestó al escorpión :


—Mira, escorpión. Después de haberlo meditado, te voy a ayudar a cruzar el río. Sube. El escorpión se colocó sobre la espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.


Cuando habían llegado a la mitad del trayecto,  el escorpión picó con su aguijón a la rana y ésta  sintió el picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Mientras se ahogaba, sacó  las últimas fuerzas que le quedaban para  preguntarle al escorpión por su acción::


—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir. El escorpión le respondió:


—Lo siento ranita. Es mi naturaleza, es mi esencia, no he podido evitarlo, no puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de  forma distinta a como he aprendido a comportarme.


Poco después , desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.


Moraleja


Procuremos no engañarnos, amigos, pensando que somos diferentes de lo que somos. Ni tratemos de engañar a los demás.


Al igual que el escorpión, las personas muchas veces actuamos por naturaleza propia, dañándonos a nosotros mismos o a las personas que nos rodean. Es necesario reflexionar sobre quién de los dos es más culpable: la rana por no saber lo que le convenía y dejarse convencer, o el escorpión por dejarse llevar por sus instintos.


¿Pueden las circunstancias, y nuestra voluntad ayudarnos a cambiar nuestra naturaleza?


 ¿Acaso no somos racionales y libres?

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